Durante sus campañas de estrenos HBO suele lanzar la serie principal junto con una o más producciones secundarias. En este caso, al material que vamos a analizar le tocó hacer dueto con dos de los estrenos más importantes del año televisivo: la segunda temporada de Westworld y la miniserie Sharp Objects, lo que hizo que recibiera una difusión menor de la que pudo haber tenido.
Estamos hablando de Succession. Una serie que bien podría caer dentro de esa categoría tan abierta y extraña como lo son las llamadas «joyas ocultas», pero que, en ocasiones aciertan por su definición.

La historia de Succession retoma un argumento común, pero al que siempre se le puede dar un giro y crear una historia totalmente diferente, hablo de las tramas sobre familias en pugna. En este caso, cuando Logan Roy (Brian Cox), el patriarca de la familia enferma, este se comienza a plantear la posibilidad del retiro para dar paso a una generación más joven, por lo que se desata una guerra para hacerse con el control de la empresa, la cual involucra tanto a los hijos como al mismo padre.
En este caso la lucha se centra en controlar a un conglomerado de medios que tiene presencia en televisión, radio, internet y medios impresos. Lo que le ha llevado a ser catalogada como una serie que podría reflejar la realidad de los Murdoch, uno de los clanes familiares más importantes en los medios estadounidenses.

El tratarse de una serie sobre una familia poderosa le abre las puertas a abordar otro tipo de temas que suelen involucrar a los millonarios: fiestas, restaurantes de lujo, drogas, prostitución o aspiraciones políticas, por lo cual también es una radiografía de ese sector de la población que siempre ha tenido, ha querido y ha podido. Vamos, ese tipo de historias familiares que siempre llaman la atención por mucha repulsión que causen los ricos.
Lo curioso de este caso es que también se puede observar esa brecha generacional que se alcanza a distinguir en otras series. El padre trata de dedicarse al máximo al negocio, mientras que algunos de los hijos buscan la manera de escapar de ese posible destino, ya sea entrando en la tribuna política, militando en el activismo o entrando en el refugio de las drogas. Y es que pareciera que el hecho de haber crecido como ricos les hace que no tengan una conexión directa con la realidad y hagan cosas que podrían ser consideradas como tontas, impulsivas o simplemente caprichos de millonario.

Y ese hecho no es algo que únicamente se presente en su «ambiente natural», la historia tiene saltos hacia otros lugares como un rancho en Nuevo México o un castillo en Escocia, en donde los protagonistas siguen siendo iguales que en Nueva York, siguen siendo impulsivos, egoístas y desconectados de la realidad. Lo que lleva a que se presenten situaciones que pueden ir en minutos desde la miseria plena hasta el humor más hilarante.
Arriba mencioné que la serie trata sobre un conglomerado de medios, esta situación le permite meterse en otro de los temas más comunes en la esfera pública: el lazo existente entre los medios y el poder, una relación en la cual el presidente de la cadena puede hablar directamente con el líder del mundo libre sin ningún tipo de intermediario, es más, se puede dar el lujo de hacerlo esperar. Esta misma conexión hace que los propios miembros de la familia busquen relacionarse con el mundo del gobierno, y ¿por qué no?, pasar a formar parte de ese sector.
La vida familiar, la política, y por supuesto el entorno empresarial. El tercer pilar de la serie es otra de las razones por las cuales se ha convertido en una especie de historia de culto para algunas personas. La vida corporativa del conglomerado está demasiado relacionada con los sucesos familiares, una noticia sobre la salud del jefe puede hacer que las acciones se tambaleen.

En la economía también se enfrenta la manera de pensar del padre contra las ideas de los hijos, lo que puede poner en riesgo a la empresa, pues mientras unos quieren apostar más por las herramientas digitales, el otro se empeña en comprar estaciones de televisión. Todo ello para enfrentar los puntos de vista de varias generaciones que tienen su propio estilo mientras tratan de evaluar la manera de informar sobre el estado familiar sin que la compañía sufra.
Definir a Succession no es una tarea sencilla, puede ser un drama familiar, pero también tiene toques de comedia e incluso de humor negro. La combinación ha provocado que se llegue a explicar la historia como una combinación entre telenovela y sátira, por lo que se puede decir que es una serie que puede enganchar o provocar una huída en los primeros minutos, algo inherente a la mayoría de las series de televisión.

Aunque otro ingrediente para definir la narrativa es mencionar que la serie está basada en hechos reales, en concreto se inspiró en el problema que enfrentó la empresa National Amusements (una crisis de deuda que se arregló vendiendo una cifra mayor de 200 millones de dólares en acciones sin derecho a voto, las cuales pertenecían a las compañías Viacom y CBS), por lo que se trató de representarlo de la manera más realista posible.
Para finalizar, en un ejercicio que suele ser habitual en los medios de comunicación, algunos la han llegado a comparar con Game of Thrones, pero, en este caso todavía no ha corrido sangre, por ahora, aunque sí son habituales las intrigas y traiciones entre miembros de una misma familia.
La serie consta de 10 capítulos con una duración aproximada de 60 minutos. La segunda temporada ya fue confirmada y podría ser estrenada en 2009. Succession está disponible en HBO Go.