Esta semana ha estado enmarcada por el fin de algunas series de televisión importantes, pero, no vamos a hablar de Juego de Tronos o La Teoría del Big Bang, no, ahora vamos a enfocarnos en Veep.
Dentro de la corriente de series que tuvieron a la política como uno de sus objetivos principales surgió esta serie de HBO creada por el británico Armando Iannucci, la historia retrata la vida de Selina Meyer (Julia Louis-Dreyfus) quien trabaja como Vicepresidenta de los Estados Unidos.
En un principio la serie fue concebida como una historia totalmente independiente de los giros políticos, aunque claro está, con algunos guiños hacia los acontecimientos del mundo real, sin embargo, conforme fueron avanzando las dos historias (la de Veep y la universal) fue convirtiéndose en una parodia de la realidad, aunque manteniendo su identidad construída a lo largo de siete años.
Si bien, la serie comenzó con el trabajo vicepresidencial como bandera, a lo largo del tiempo esta fue creciendo rumbo a otros rubros como la propia presidencia o una campaña electoral, situaciones que en algunos momentos llegan a convivir, pues los accidentes y las carambolas fueron parte esencial del desarrollo de la trama, una situación que se mantuvo hasta el último capítulo.
Al ser una serie basada en política, los hechos ocurridos en 2016 y 2017 provocaron que los guionistas debieran trabajar más en las tramas y chistes pues la realidad había alcanzado a la ficción. La última temporada fue quizás el mayor ejemplo de este trabajo de adaptación a la vida real.

Veep fue una serie en la que se habló de todo: aborto; intervención extranjera en las elecciones; la relación criminal entre las matemáticas y los musulmanes; asesinato involuntario de civiles en operaciones militares; racismo; matrimonio igualitario; empates electorales o el acoso sexual en la política. Todo esto fue posible porque los guionistas y elenco fueron conscientes de la naturaleza de la historia y su mundo, una creación que supo no tomarse demasiado en serio y cuyos fans adoptaron el mismo discurso, tolerando todas las situaciones como parte de su esencia.
A diferencia de otras series políticas que se vieron afectadas por cuestiones de elenco o derivaron en historias de espías, aquí se supo continuar con la línea principal, incluso, conforme fue avanzando la trama fue creciendo en calidad e intensidad, algo complicado de mantener a lo largo de siete temporadas y 65 capítulos.
SelinaMeyerismo como estilo de vida
Veep no hubiera sido posible sin la existencia de un personaje como Selina Meyer, la vicepresidenta de los Estados Unidos que ha llegado hasta ahí gracias a una carrera política trabajada en el Congreso y el Senado, pero, que aspira a ocupar el Despacho Oval, algo que se cumple de manera accidentada tras la renuncia del Presidente.

Sin embargo, Meyer no se conforma con ocupar el cargo de manera temporal, busca ocupar la presidencia de manera normal, sin embargo, la naturaleza del personaje y su propio equipo de trabajo provoca que se llegue a la situación de empate técnico en las elecciones, algo que no ha ocurrido en la vida real todavía.
Selina Meyer es un personaje que pone por delante sus propias ambiciones antes que sus principios, como ocurre con muchas personas en diversos rubros, no solo en la política, sin embargo, muchas veces estas decisiones terminan saliendo mal y se tiene que empezar de nuevo o buscar otras opciones, lo que termina siendo un bucle de incompetencia y malas decisiones, pero, al final cae bien por eso mismo, porque se trata de un personaje muy humano.
Narcisismo, egoísmo, soberbia, algo de infantilidad y un desprecio por los demás son parte esencial de ser Selina Meyer, y eso a mi me encanta, pero bueno, ya se sabe que ese tipo de personajes suelen conectar mucho conmigo.
Quizá una de las decisiones más fundamentales de Selina Meyer es la de ser capaz de traicionar a cualquiera a cambio de un poco de poder, sin embargo, hasta después del final de sus días su gente se mantiene leal, pero esa es otra historia.
Será un tanto complicado volver a ver a un personaje como Selina Meyer en otra serie de televisión, porque fue escrito para una trama así y porque Julia Louis-Dreyfus hizo un trabajo fundamental para llevar a cabo la historia, se podría decir que fue de esos casos en los que se papel e intérprete se fusionaron, aunque no se puede asegurar que sea así, sin embargo, la cantidad de premios recibidos hace pensar en esa teoría.
La televisión ha dejado ir a un personaje de esos que son díficiles de repetirse.
Si bien, Selina Meyer es la parte fundamental de Veep, es injusto no mencionar a otros personajes que hicieron que la serie funcionara desde el primer hasta el último momento.
Jonah Ryan es posiblemente el personaje secundario más interesante de la serie, quien inicia la serie como un funcionario de enlace entre la presidencia y la vicepresidencia, pero con el avance de la historia va escalando posiciones hasta convertirse en un candidato a la presidencia que tiene a la radicalidad y el populismo como sus principales objetivos.
A diferencia de otras series, es muy díficil que Veep consiga alguna continuidad mediante alguna película, quizá podría salir alguna una serie derivada, pero lo que se hizo ahí no se podrá igualar fácilmente, quedará como una de esas historias únicas que no hubieran sido posibles en otros tiempos y otras condiciones.