Por: El Barbaján
La ceguera pública en el tema y la omisión mas grande las campañas
¿Mando mixto?¿Mando único?¿Ley de Seguridad Interior?¿Amnistía?¿Legalización?¿Atacar las causas del delito?¿Una guardia nacional?¿La desaparición de las fuerzas armadas? Con el debido que me merecen las campañas políticas ¿De verdad ese es su planteamiento en materia de seguridad?
Voy a decirlo de una vez y para dejarme de tonterías y seré muy franco al respecto; el problema de violencia es un problema increíblemente complejo y difícil de intentar resolver y merece mi respeto quien quiera poner soluciones en la mesa. La estrategia Calderonista ha imperado y seguirá imperando por una simple razón; no existe de otra.
Lo segundo que voy a aclarar es que acusar a las fuerzas armadas de incrementar los índices de violencia es mezquino, absurdo y absolutamente doloso, como lo es el llamado “índice de letalidad”. Si mueren mas delincuentes en enfrentamientos contra soldados, marinos y policías es porque simplemente carecen de las armas, la capacidad de análisis táctico de la situación, de la protección balística, la disposición de servicios sanitarios o del entrenamiento con el que si cuenta un soldado o un policía.
El tercer punto que haré es que atacar las causas “sociales” del delito no es algo que tenga efectos inmediatos. El sistema abandono a los narcos de hoy hace 5, 10, 20 o 30 años. Incluso algunos de ellos ya estaban en una situación de extrema marginación desde que estaban en el vientre de sus madres y son esas personas que son las principales víctimas y beneficiarios de la violencia. En ese aspecto, será imposible revertir décadas de fracaso institucional en solo un sexenio; de hecho y lo diré de esta manera, es francamente imposible atacar el problema a estas fechas solo con soluciones de política de desarrollo social.

El cuarto y último punto que haré antes de comenzar es que simplemente hay que ver esto en perspectiva. México no es el único país que ha incrementado sus índices de violencia, en America Latina; de hecho; si uno revisa la situación podrá apreciar con mucho detalle que en America Latina se concentra el 8.5% de la población mundial, pero también concentra más de una cuarta parte de los homicidios dolosos del planeta. El problema de violencia ha crecido indistintamente entre gobiernos de izquierda, derecha y centro sin distingo alguno y las únicas excepciones se encuentran en países como Chile, Uruguay, Argentina, Cuba, algunos países caribeños o Ecuador; y estos en particular explican parte de su paz por la situación geográfica. El resto de los países del continente han reflejado un incremento severo en sus índices delictivos y de violencia en general y la impunidad está reflejada a lo largo y ancho de toda la subregión. Ningún país tiene índices de impunidad por debajo del 80% y muéstrenme el estudio que me diga que miento y el que ustedes gusten (con el matiz de algunos países que ni siquiera se preocupan por publicar sus índices delictivos como Cuba, Bolivia, Ecuador o Venezuela).
Ahora que hemos identificado estos cuatro puntos torales, hagamos una pequeña reseña histórica del Siglo XX y el trasiego de drogas. Los grandes corredores de narcotráfico del continente fueron creados por la CIA, la KGB y otros servicios clandestinos para obtener un financiamiento a sus actividades clandestinas, el corredor Mexicano, el corredor Afghano, el corredor del Caribe y el corredor del pacífico prácticamente dominan la totalidad del mercado global de drogas ilegales del planeta. Por ella cruzan de ida y vuelta cientos y cientos de miles de millones de dólares en productos ilegales además de la droga.
A esto además hay que sumar el peso económico que estas enormes rutas han creado y de como estas rutas alimentan a los grupos de la delincuencia organizada más grandes e influyentes del planeta. Las mafias del mundo entero dependen de este negocio y comprenden a millones de personas que tienen como sustento estas actividades. No existe país en el mundo que no tenga presencia de una mafia en mayor o menor medida.
Al día de hoy el crecimiento del consumo de opio, cocaína y muchas otras drogas cuesta cientos de miles de vidas al año y no existe forma alguna de detener la epidemia de adicciones. Solo en EEUU el número de adictos a los opioides se quintuplico en menos de 10 años.
Ya teniendo todo el contexto del poderoso aparato económico que esta actividad implica y de la penetración e influencia que tiene esta rama paralela de la economía global ¿Que podría hacer México? Realmente nada por si solo, el país es demasiado pequeño, demasiado débil y tiene una amplitud territorial y dispersión poblacional demasiado grande para tener una presencia permanente en cada parte del territorio. Además de ello México se transformó en un productor de opioides significativo.
Hace días unos campesinos de opio alegaban con autoridades del ejército en Guerrero que ellos estaban cultivando opioides porque no tenían de otra, pedían permiso para cultivar al menos por varios años más para salir del negocio y quizá tienen razón; sumen a eso una plaga en que diezmó los cafetales del estado de Guerrero y Oaxaca y el argumento solo gana tracción. Solo por poner un ejemplo; en Afghanistan el pico de violencia más alto en la historia del conflicto se correlaciona con la presencia de la DEA en el país centroasiático y la erradicación del cultivo de opio y no fue hasta que el ejercito de EEUU dejó de hostigar a los productores de opio que el problema de violencia se contuvo… hasta que creció a un nivel exagerado en donde los narcotraficantes están desafiando al estado Afgano y a sus vecinos en Irán y Paquistán.
Estados de EUA en donde el uso de la marihuana es legal. BUSINESS INSIDER
¿Entonces cual es la solución?¿Nada funciona?¿Que hay de la legalización? En ese aspecto habrá que entender algo, EEUU ya es autosuficiente en la producción de Cannabis y ya está tomando fuerza la legalización en todo su territorio. Es cierto que esta desregulación por si sola ha generado ciclos virtuoso, pero estamos hablando de una droga con un impacto muy menor en el servicio de salud pública. El nivel peligrosidad que tiene la Cannabis es simplemente insignificante si lo comparamos con drogas que tienen un potencial letal como lo es la cocaína o la heroína.
Lo que esto implica es que ante el crecimiento de las adicciones el problema no se resolverá legalizando la cocaína o la heroína o la totalidad de las drogas. Muchos dirán que x o y médico dio una conferencia en donde trató a cientos de adictos con éxito y los reinsertó al aparato productivo como personas de bien que ayudan a los viejitos a cruzar las calles, tiran la basura en su lugar y bañan a los perritos con agüita tibia. Tal vez sea cierto en esos casos puntuales pero ahí viene otra pregunta ¿Todas las clínicas de rehabilitación de drogas están en las condiciones y tienen la preparación para absorber a los millones de adictos que ya existen hoy? Lo dudo, tanto es así que una super potencia económica como EEUU lleva 30 años expandiendo su capacidad de atención y atajando el problema con prevención… y el número de adictos sigue creciendo. La realidad es que el aparato de salud global no tiene capacidad de atender a todos los adictos que de la noche a la mañana se incorporarán a las filas del sistema de salud pública. O tal vez podemos simplemente darles las drogas y dejar que se maten en el circulo vicioso.
La discusión aquí es de volumen es preferible absorber ¿que mueran mas adictos de sobredosis o que mueran más personas por la violencia del narco? Para el caso y haría una pregunta increíblemente cruda ¿Es mejor 3 descabezados en Guerrero o 6 muertos por sobredosis en Chicago? En el juego de suma cero, la prohibición es quizá nuestra mejor opción en un valor cuantitativo y humano.
Nos remitimos entonces a la cuestión de siempre ¿y entonces cual es la solución del problema? La realidad es que no lo sé, el problema es increíblemente extenso, y habrá que generar una sobrecapacidad de tratamiento de décadas para siquiera plantear la legalización de todas las drogas, que sería en principio la solución del problema.
En el mediano plazo solo queda atajar las cuestiones sociales, pero el nivel de especialización que se requiere en el ámbito de políticas públicas es muy extenso y complejo, es un problema paralelamente cultural, económico y jurídico; atacar todo a la vez será imposible de resolver y se tendrá que resolver problema por problema.

¿Y en el corto plazo? La realidad es que es contener el problema con personas armadas. La cuestión es que en ese aspecto el término “disuación” no existe en el vocabulario de la izquierda y jamás se prestarán a atajar el problema con gente armada. Es la hipocresía eterna de la paradoja de “la no violencia de la izquierda” y que hemos visto desde que Lenin entró al poder, está tan en contra de la violencia que estuvo dispuesto a ceder un cuarto de la población del Imperio Ruso al Imperio Alemán con tal de contenerla… lo más patético es que eso terminó detonando otra guerra, solo que esta vez civil. Lo peor es que los regímenes de izquierda en casi todo el planeta el tema de la “pacificación” y la no violencia prácticamente nunca les funcionó justamente para arreglar problemas relacionados con la violencia.
Muchos dirán que Ghandi y Mandela lograron transiciones políticas con la no violencia y es cierto, pero al día de hoy la India y Sudáfrica tienen problemas de seguridad pública similares a los de America Latina; así que quizá la discusión no vaya por ese lado. La gente no se deja de matar porque exista un ejemplo de liderazgo no violento o al menos es lo que hoy podemos apreciar.
Y ahí viene un segundo nivel del problema ¿Que gente armada? La preparación de la policía y el ejército conllevará un esfuerzo de profesionalización enorme y de muy largo alcance y sobre todo, de una mejora general de las condiciones de trabajo para policías y militares. Tardar 1 año en pagar el seguro de vida de un policía como sucede hoy, es simplemente contrario a lo que se necesita.
A partir de este punto la discusión debe ser que estrategia interna deberán contemplar los candidatos y que estrategia externa piensan plantear a nuestros vecinos. Pero debemos entender que la solución externa necesariamente tiene que estar planteada en términos de una discusión políticamente realista y “convencer a Trump”, “culpar a EEUU” y amenazar con terminar la cooperación no van a resolver el problema. La solución deberá ser transversal, propagandística y pública y entre regiones completas.
Es quizá muy duro de mi parte exigir a los candidatos que se conviertan en los adalides de una cruzada anti narco que libere al mundo del azote de las drogas ilegales y quizá tengan razón. Pero creo que así como no se vale que yo plantee esta irrealidad, tampoco se vale sugerir estupideces y fantasías para ganar mi voto. La cuestión aquí es que siempre han tenido la opción de callarse y decir que no saben como van a lidiar el problema.
También hay algo que aclarar, y que creo que es significativo a esta discusión ¿Como pasó China de ser un país con un problema de adicción al opio tan grande a un país sin tener ese problema? Recordemos que China tuvo dos guerras del opio en donde prácticamente sus derrotas implicaron un trasiego irrestricto de la droga al país. El problema perduró casi 80 años hasta los años 50 del Siglo XX en donde de la nada el consumo y tráfico desapareció. Y no, no fue un modelo socialista dando justicia al pueblo, para Mao Tse Tung la solución fue más simple, poner en el paredón a adictos, campesinos y traficantes y ejecutarlos en el acto. En un planeta en donde ya existe una cultura de derechos humanos eso no sería posible, pero quizá solo quizá una estrategia increíblemente agresiva, novedosa y de ese tamaño pueda atajar el consumo, trasiego y producción de drogas, el problema es ¿Cual? Y más aún ¿Cual se adecúa a nuestros nuevos paradigmas jurídicos y políticos del mundo moderno?
Por cierto y me gustaría añadir un último punto; las amnistías nunca han funcionado, en Colombia no funcionaron porque Colombia hace décadas no tiene un índice de homicidios inferior a 30 por cada 100,000 habitantes. De hecho en la era de la “Pax Narca” de México el país jamás dejó de tener un serio problema de violencia; la diferencia es que ahora sabemos las cifras y en aquel entonces no. Entonces, dejemos de plantear ocurrencias, porque la tarea es ardua y requiere de un enorme esfuerzo para cumplir a las víctimas, a las autoridades y a la sociedad en general.